Pesadilla en la cocina: Restaurante Vivaldi Barcelona.

Una semana más, nos vamos con el equipo @pesadillacocina y el Maestro @albertochicote a echar un cable, esta vez, al Restaurante Vivaldi de Barcelona. Lo que, comúnmente llamamos “un grande venido a menos”. Echándole un vistazo a su web, nos podemos hacer una idea de hasta dónde subió el amigo Giuliano, y los kilómetros de caída que lleva acumulando durante meses y meses. Como ya se veía en los avances/promos, iba a ser una carrera contra el reloj ("El Giro di Pomodoro"), o más bien, contra la fecha de lanzamiento ya fijada en Sentencia. “Yo diría que imposible”, dijo el Maestro.

"Sí, necesito un buen corrector ..."

Vamos a meternos en harina … que sea el hijo, Giu, un jovenzuelo de 17 añicos, el que llame al programa, ya nos hace una idea del nivel de autoestima, ilusión y ganas de luchar del padre. Todo lo que nos confesaba Giu, se nos mostraba al aparecer el antaño “Maestro de la pasta”. Siempre se ha dicho que la primera impresión, es la que cuenta. Y, en este caso, a fe que se cumplían los pronósticos: ¿qué vimos? Un hombre absolutamente hundido en la miseria, depresión y desilusión por seguir viviendo, más que por seguir cocinando. Unas ojeras que ni el mismísimo Martin Landau en su papel estelar. Una desidia atendiendo a los clientes reflejo del que piensa “para lo que queda en el convento …”. Una espiral de MIERDA que envolvía a este currante de la que, ni sabía, ni quería salir. ¡¡Ése era el papelón que Chicote tenía ayer!! El back ground de su divorcio … mejor no mentarlo.

"Deja coño! que te he dicho que eso es Bolognesaaaaa!!!"

Probando los platos (algo que no hacía el dueño), llegaban más señales inequívocas de que ese restaurante era el barquichuelo de Tiburón, cuando el escualo ya había hecho de las suyas: “este tío hace directamente lo que le sale de los cojones”. Ilustrativo. La carta era un simple espejismo porque, lógico, la espiral de “no tener un duro, compro lo primero que pillo”, se había apoderado del lugar … ¡¡La masa de la pizza!! Amasada por Giu Jr, lo mejor … Las escenas de la clientela marchándose, quejándose, contemplando platos aceitosos … Dantesca. La verdad. Pero, ¿qué podíamos esperar? Si entraba alguien ahí era porque estaba cerquita de la Estación … El piano para cubiertos, todo un puntazo!!! Pero no para bien, claro está … Con lo que viste un piano!!

Y a la cocina que se metió Alberto para comprobar lo que ya había degustado en su paladar: ingredientes patéticos, caducados (ese orégano, mezclado con champiñones, que no setas, de 2003, bien machacadito todo, podía pasar perfectamente por peyote indio!). La grasa que rascaba el Chef con ese cuchillo de Psicosis, hizo que, las fajitas que me había calzado unos minutos antes, empezaran a dar botes en mis castigados intestinos. ¡¡Qué asco, pijo!!

Harto de ver tanta desidia, cerdada, guarrería y sobre todo, victimismo autoimpuesto y decadencia asumida, se fue a ver a Marcelo, el hermano que, hacía años, había abandonado esa balsa a la deriva para montar su pequeñito restaurante italiano (me encantó!). Él nos terminó de vislumbrar lo que ya habíamos visto: el hundimiento alargado en el tiempo de su hermano. Pero claro, no hay nada peor que no escuchar y no mirarse el ombligo. Y eso, era lo que, Giuliano, amante de la Play Station, llevaba por bandera: una soberbia estúpida que examinaba, no ya al Chef, sino a la persona que había ido a ayudarte. Ni ilusión, ni cariño, ni fuerza, …. Solo desidia y pasotismo. La mejor fórmula para irte con los kilos de grasa que se rascaron ayer directito al infierno… Una pena. 

"mmm ... sí, ahora parece Albahaca ... mmmm"



Si la semana pasada, vimos a un Alberto implicadísimo, emocionalmente hablando, ayer, vimos a un Chef en su hábitat: qué gusto da ver a un cocinero mover las manos a velocidad de Bruce Lee. Creo que, anoche, fue, si no el que más, de los programas donde Chicote se ha remangado más en la cocina. Y todo, a contrarreloj. Giu Jr, no quitaba ojo, mientras que, su padre, seguía pensando en cómo pasar esa pantalla donde se había quedado estancado la noche anterior … Lo que seguía viendo, era lo más parecido a un Cementerio de Elefantes …

Ya tenía bastante el Maestro … llegó el momento motivación. Ése que, todos en algún momento, necesitamos. Y, ¿por dónde llega normalmente la motivación? Por el CORAZÓN. Y ahí pulsó Alberto la teclita a un padre y abuelo que ni ejercía, ni lo sentía, ni lo hacía ver. Un hijo madurado a marchas forzadas que veía como, el ídolo de su infancia, se había convertido en …. NADA. Los que somos padres debemos ser conscientes de que, para los enanos a los que vemos sonreir sin importar por qué, somos sus referentes, sus guías, sus MAESTROS. Y, que decir, TE QUIERO, te hace hincharte como un “croquetón” de los de ayer, y tirar “pá lante” con lo que sea.

Tras hacernos humedecer los lagrimales, nuevamente, a la Escuela Hofman de Hostelería. ¡¡Qué envidia me dan estas cosas!! La frase que pronunció el joven Giu resume lo que debe ser la vida: “Necesito aprender”. Soy de los que piensan que es una obligación que todos tenemos hasta el día que digamos basta. Lo que sea, cuando sea, como sea y de quién sea: APRENDIZAJE CONTINUO.

Y allá que nos fuimos a ver como, los chicos de @chefaporter, tras pasar los "Máquinas del departamento "Esta casa es una ruina", pusieron de nuevo su granito de arena con unos uniformes sencillos a la par que estilosos, con un gorro de color rojo Ferrari, muy apropiado, y la bandera tricolor italiana en el cuello, motivadora y recordatoria de los orígenes de, al menos, la comida que debían servir. ¿Uno no sale a la calle sin vestirse, no? Desaparecieron las servilletas calzando mesas y esos manteles de merendero de carretera. Pero, enseguida, volvió el caos. Giuliano, una vez más, sobrepasado. Cual futbolista retirado, golpeaba el balón una y otra vez, enviándolo al segundo anfiteatro. La desesperación de Chicote crecía y crecía a cada microsegundo que el risotto se quemaba. El comedor, ocupado con la gente traída por el Chef. Una gente a la que, desde luego, no podían darles la pizza “bomba nuclear” de antes.

Y entonces, en plena histeria de Normandía, surgió la figura de Giu II “El hambriento”. Hambriento de mundo. De comérselo con gorgonzola. Que un chaval de 17 años te demuestre esas ganas, debe ser un “chute” de alegría tras pasar por el calvario de negatividad que desprendía el padre. Y a fe, que la cocina empezó a moverse, y, una vez más, todo pareció terminar bien. Digo parece porque, espero, que “el Vivaldi” siga a piñón con este joven por capitán. La gente que tiene ganas, merece todo mi respeto. Demasiados vagos y jetas me encuentro a diario. Esta gente son las que me hacen tener un mínimo de esperanza. Es así. No hay más: corazón, ilusión, fuerza, hambre, saber escuchar y desear aprender. Solo hay que buscar tu motivación. No solo los que somos padres podemos llegar a esa motivación, solo hay que buscar cuál se adecúa a cada cerebrito. Y, como debe ser, el esfuerzo, tiene premio. Mejor dicho, UN PREMIAZO (al menos, para mi, otro cocinillas de medio pelo): una beca para estudiar en “la Hofmann” 2 meses!!! Aprovéchalo Giu … aunque, estoy seguro de que lo harás.

Debo decir que albergo más que serias dudas de que pueda salir adelante. Y no por el chaval. Sino por las circunstancias. Que Alberto consiguiera un aplazamiento del lanzamiento ya señalado en Sentencia firme … eso no se puede pagar … que sea suficiente … solo el “poco tiempo” lo dirá … Al menos, espero que, Marcelo, que tenía pinta de ser muy buena gente, tampoco deje en el olvido al que, un día, fue su mentor. “Es de nacido, ser agradecido”. Y si él tiene lo que tiene ahora, tal vez, Giuiliano I “El ojeroso”, tenga parte de culpa.

Vamos con los “Highlights”, que, una vez más, fueron muchos y variopintos:

- “Esto tiene 18 años, sí, pero uno encima del otro” …

- “Cerdada”, “Mierda” (la palabra más repetida en los primeros 10 minutos), “la grasa aquí no se saca, se rasca…”, “coño, cuánto mugre junta!” … hacía tiempo que el Chef no se enfrentaba a tal cúmulo de … pues eso, MIERDA.

- “eres un tunante” … “sí, sí, soy un currante” … “no,no!! Un TUNANTE!!” … jajajajaja

- “Cómo se dice en italiano, no he visto una mierda como ésta en mi vida?” …

 

- “Esto es una … chapuza” (a puntito de escapársele de nuevo la palabra que mejor definía todo: una mierda).

- “como no se puede hacer, desde luego, es peor!”

- “voy a hacer salsa con tus higadillos….” jajajajaja

- “y tú, (a Giuliano) con que no la cagues, soy feliz”



- “cuando llegué me encontré el primer restaurante italiano zombie…”

Lo dicho, no sé la moratoria que consiguió Alberto, pero habrá que estar atentos a ver si “el Vivaldi”, vuelve a ser, al menos, un principio de lo que fue. Porque, su dueño, ojalá me equivoque, estaba acabado. Para la cocina, al menos. ¡¡Muchísima suerte!!

Gracias a tod@s por hacer superado la barrera de las 1100 visitas. A ver hasta dónde llegamos esta semana. ¡¡Buen finde a tod@s!!

@disparatedeJavi

"Como me vuelvas a poner esa pasta igual de fresca que mis genitales ... "